Octubre de 1934 fue un mes trágico para el Patrimonio Altomedieval asturiano. Se produjo la explosión y demoledora destrucción de la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo. Posteriormente se llevó a cabo la reconstrucción de toda su riqueza arquitectónica y escultórica asi como el rico legado de orfebrería medieval que acogía. Sin embargo, la riqueza pictórica que revestirían sus muros y la policromía del Apostolado quedaron relegados al olvido histórico. En este estudio analizamos las intervenciones realizadas, tanto las anteriores como las posteriores a la destrucción con el propósito de esclarecer la desaparición, ya antes de la ruina del monumento, de practicamente todo vestigio de pintura mural.