En 1988 se cumplió el segundo centenario de la muerte del rey Carlos III (1716 -1788). La efeméride se convirtió en una exaltación desvocada de la monarquía española actual, bajo el patrocinio del equipo entonces gobernante. Carlos III fue analtecido de forma acrítica como el príncipe de la primera modernidad de España, el autor de la reforma ilustrada de la nación que, destruída después por dirigentes políticos más o menos ineptos y despóticos, llegaría a su restalecimiento cumbre y perfección definitivos gracias a los méritos de don Juan carlos I.