Los molinos de marea, aceñas o encienas emplearon antiguamente la energía generada por los flujos y reflujos de las aguas marinas para moler grano. La ría de Villaviciosa tuvo dos de estos ingenios: uno en Seloriu (La Encienona o molín de Balbín) y otro en Tornón, que puede verse en esta imagen tomada por Arturo del Fresno a principios del siglo XX. La Enciena de Tornón permaneció activa hasta la década de 1950, si bien ya desde 1902, a partir de su adquisición por Ramón Riva, su orientación principal fue la de villa de recreo, una condición que se consolidó en 1917 con la reforma del edificio y que se mantuvo al perderse su uso productivo.