El 5 de octubre de 1946 fallecía en Villaviciosa Ana Fernández Fernández, dejando establecido en su testamento que el rendimiento o beneficio que produjesen el 25 % de las acciones que poseía en la Sociedad Valle, Ballina y Fernández fuese dedicado a limosnas para socorrer a los pobres de Villaviciosa y Amandi. Esta Orden (5 de junio de 1954) clasifica como Fundación benéfico-particular el legado referido y designa a los párrocos de Villaviciosa y Amandi como patronos de la Fundación, capacitándolos para representarla dentro de la Sociedad Valle, Ballina y Fernández.