A mediados del siglo XX, la necesidad de conservar la sidra durante más tiempo obliga a los llagares tradicionales a utilizar toneles de gran capacidad, como los que se pueden ver en esta imagen, tomada en el taller que Manuel Sánchez, Manolol Moyáu, tenía en Venta les Ranes (Villaviciosa). La fotografía es del año 1964, en el que este taller llegaría a fabricar 144 unidades de gran capacidad.