La minería prehistórica del cobre cuenta con cuatro distritos bien establecidos en el sector norte penínsular: tres en el espacios astur – leonés y el cuarto de Guipúzcoa. De todos ellos es el de la sierra del Aramo (Asturias) el más notable por la extraordinaria variedad de información que vino aportando. Las investigaciones de campo reiniciadas en 2005 no solo enriquecen y precisan lo ya establecido sino que abren amplias y variadas perspectivas al proceso minero, a su amplitud física y extensión cronológica, a las técnicas laborales y medios instrumentales. La localización reciente de áreas de actividad cerca de explotaciones documenta tanto las actividades campamentales -vestigios de los asentamientos estivales de los prospectores a 1.100 metros de altitud-, como un primer proceder matalúrgico al que se asocian las primeras cerámicas campaniformes conocidas en el cantábrico-occidental. La cuantiosa presencia de esqueletos humanos en las galerías prehistóricas constituye además la posibilidad de vislumbrar algunas creencias de los mineros, en particular la probable comprensión de su trabajo como el expolio de bienes subterráneos.