Resulta bien dificil, si no imposible, explorar los acontecimientos principales de la vida económica, política, intelectual o religiosa de la España de la segunda mitad del siglo XVIII sin tropezarse con la figura de Pedro (1723 – 1802) ocupando un lugar destacado en el terreno de las ideas y de la acción política de aquel escenario histórico que solemos denominar como «la época de la ilustración».