La existencia de túmulos prehistóricos en el territorio costero de Villaviciosa había sido señalada ya hace medio siglo. No hubo, sin embargo, una primera valoración real de la entidad de este fenómeno hasta la publicación del «Recuento de los sepulcros megalíticos de Asturias», en el que su autor señala una veintena de túmulos, además de restos de otros probables, de los cuales cuatro se disponían en el Cordal de Peón, «sobre el collado que comunica a Nievares con el Valle» (Gonzalez, 1973, 17).